Mi primera ruta endurera

Mi primera endurera, Barranco del Toro, Gran Canaria

Permitanme que en esta ocasión me ponga un poco ñoño y recuerde mi primera ruta endurera, que por otro lado no fue hace tanto tiempo. De hecho fue hace menos de un año, el 28 de Junio de 2020.

Mi primera endurera, Barranco del Toro, Gran Canaria

Y empezaré poniéndoles un poco en situación, pues por ser la primera ruta lo merece.

Las ganas

Por esa época salíamos poco a poco del primer gran confinamiento del cobicho. Mi curiosidad por el enduro venía ya de tiempo atrás, pero nunca me había atrevido a dar el salto, a pesar de que había hecho mis particulares pinitos en solitario por senderos sencillos con mi bici trail, una Orbea Occam TR M30 de 2016.

La bici

Pero la ruta que me gusta considerar como mi primera endurera la hice ya con la Merida One Sixty, y es que el periodo de encierro en casa me sirvió para decidirme a comenzar con el enduro tan pronto como fuera posible. Y con este planteamiento en mente surgió la oportunidad de hacerme con esta bicha y la aproveché.

Merida One Sixty 5000 2017

El trayecto

Así que tenía ganas, tenía bici y además tenía unas protecciones con las que me había hecho tiempo atrás, pues como les decía esta curiosidad no era nueva. Ya solo me faltaba elegir la ruta, aunque para ser totalmente sinceros, ya estaba elegida hacía tiempo.

Participo en un chat de Telegram llamado MTB Canarias. En él hay una gran comunidad de endureros a los que solía ver como seres superiores, esclarecidos, y cada vez que hablaban de las rutas que hacían o colgaban alguna foto o video mi interés por el enduro crecía. Y de entre todas las rutas que mencionaban había una que me llamaba la atención de sobremanera: El Barranco del Toro. No sé si ese extra de interés se debía a la cercanía, a que era el circuito de entrenamiento del maestro o a que parecía medianamente asequible. Aunque lo más probablemente es que fuese debido a la suma de todos esos factores.

[sgpx gpx=»/wp-content/uploads/gpx/barranco_del_toro.gpx»]

El día D

Y llegó el momento, estaba decidido a ir un paso más allá y hacer una ruta endurera de verdad. El día anterior lo había comentado por el chat para buscar algún compañero de ruta, pero nadie se apuntó. Y sinceramente no lo entiendo, pues podrían haberse apuntado para echarse unas risas yendo detrás de un novato como yo (eso siempre y cuando no les matase el aburrimiento de ir a mi ritmo).

Suelo ser bastante planificador, y más cuando hay algo nuevo o que me interesa especialmente, así que la noche anterior había dejado todo lo preparable preparado: la bici, agua, comida, protecciones, etc. Me levanté temprano, ejecuté mi ritual matutino de café, cigarro y muñeco de barro, cogí los bártulos y salí pedaleando desde casa. Serían aproximadamente las ocho de la mañana aproximadamente.

Llevaba el track en el Garmin, aunque la subida por asfalto hasta la Degollada de Las Yeguas la conocía perfectamente. También sabía dónde empezaba la pista que tenía que enlazar desde allí, pero a partir de ahí todo iba a ser aventura.

El maestro

Y por ese día, por suerte para mi, el destino me echó una buena mano. Había llegado al comienzo de la pista que me desviaba de la carretera y paré un instante para beber y comer algo, pues sabía que venía una subida dura.

En ese momento veo como alguien se acerca pedaleando desde el mirador de La Degollada, por la indumentaria y la bici parecía ser endurero. A medida que se acerca voy atando cabos, él no sabía quien era yo, pero yo sabía perfectamente quién era él, pues era uno de los más memorables endureros del grupo de Telegram, por no decir de la isla.

El maestro endurero Serini

Me preguntó que si iba a hacer el Toro y asentí. Su intención era hacer la Degollada de Las Yeguas hasta Maspalomas, pues había salido solo y El Barranco del Toro no es recomendable hacerla sin compañía, principalmente porque es muy poco transitado y no hay cobertura de móvil. Así que cuando le dije que era mi primera ruta de enduro, que iba a hacerla en solitario y que era por El Barranco del Toro, me miró de arriba a abajo con una cada de entre estás loco y de pobre infeliz, nunca la olvidaré.

La otra cara que no olvidaré fue la que puso durante los tres segundos que tardó en tomar la decisión, tres segundos que para mi pasaron en cámara lenta. Por un lado se moría de ganas de hacer El Toro, pero hacerla conmigo podría suponer un completo desastre. Por otro lado, creo que tampoco quería cargar con un tipo en el hospital sobre su conciencia. Así que se ofreció a acompañarme (o más bien guiarme), y menos mal que fue así.

La Ruta

Comenzamos a pedalear y no tardé mucho en darme cuenta de que a diferencia de mi planteamiento inicial, iba a sufrir más en la subida que en la bajada, y es que este señor sexagenario me llevó todo el camino con la lengua fuera. El maestro pedaleaba dónde yo tenía que echar pie a tierra y hacía que mi pulso estuviese permanentemente por encima de las 170 pulsaciones por minuto. Eso si, a cada rato se paraba y me esperaba pacientemente.

Y si tuvo paciencia en la subida, mucha más paciencia tuvo en la bajada, pues me esperó múltiples veces y me avisó en cada trialera y paso con cierta dificultad que había. Ese día descubrí que en bici se podía bajar por zonas que hasta ese momento ni imaginaba, aunque esas zonas yo las hice a pie claro.

Barranco del Toro enduro MTB

La ruta me pareció una pasada, más allá de la dificultad técnica que estaba por encima de mi nivel, pedalear por sendas en medio de la naturaleza dónde no te cruzas con nadie no tiene precio. Era algo completamente distinto a lo que estaba acostumbrado a hacer hasta ese momento.

La euforia y la cerveza

Tras la ruta estaba muy cansado, tanto por la subida que en aquel momento me pareció muy dura, como por la bajada que fue una pelea constante con las piedras para mantenerme encima de la bici y dentro de la trazada. Pero lo había logrado y lo había pasado muy bien, y si he de ser sincero, quedé muy satisfecho de mi pequeña «hazaña», incluso si fui un lastre en la subida y novato que se bajó de la bici muchas veces en la bajada. Mi sensación era que lo había hecho mejor de lo que esperaba, así que estaba eufórico.

Cerveza Tropical Endurera

Y para finalizar como se merece y enseñarme las tradiciones endureras más ancestrales, el maestro me invitó a dos tropicales que me supieron a gloria.

Agradecimiento

Especial agradecimiento para el maestro José Miguel Serini, quién no sólo me acompañó y cuidó en esa primera ruta, sino que desde entonces no ha parado hacerlo.

Y por alusiones, no puedo dejar atrás a los Casi Endureros, que si bien en esa ruta no estuvieron, me han acogido con los brazos abiertos y cada ruta que hacemos aprendo de ellos.

¿Cómo fue tu primera ruta de enduro?

Todos hemos sido novatos alguna vez y hemos tenido una primera ruta, ¿recuerdas cómo fue tu primera ruta de enduro MTB? ¿Salió todo bien o fue un completo desastre? Cuéntanos tu experiencia en los comentarios.

2 comentarios en “Mi primera ruta endurera”

  1. jose+miguel+serini+sanchez

    Gracias Andres por los halagos,lo bueno de esas rutas es la gente que te encuentras y los buenos ratos que nos pasamos,ahora me toca aprender de ti como picar la rueda en curva cerrada con escalon.

Responder a Andres Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Carrito de compra